lunes, 23 de mayo de 2011

Jordania y Jerusalem - Domingo de crisis, 4


15/08/2010

La tarde de domingo se convierte en una acelerada toma de decisiones. Si en dos horas bajo el sol con protección solar 90 me he quemado, no me veo capaz de continuar otros 11 días. Voy a recorrer zonas mucho más calurosas y la alergia al sol, cuando avisa, pide permanecer a la sombra durante 15 días y mantener un cuidado extremo.

Alterno la aplicación de las cremas antiquemaduras que llevo en el botiquín, con los lamentos por mi mala suerte y la búsqueda en internet de posibles vuelos de regreso a casa. Encuentro un vuelo desde Tel Aviv para el día 20. Si me mantengo a la sombra, la alergia no empeora y soporto el malestar, ésta será la opción. Si la alergia empeora, usaré el seguro de viaje y me tendré que marchar antes.

Envío varios electrónicos a casa, pero es domingo y no localizo a nadie. Trato de llamar por el novísimo teléfono móvil cuatribanda que compré en San Sebastián, pero no hay manera de establecer contacto. Sólo escucho una amable voz femenina que repite un mensaje enlatado en árabe.

Debe notarse a la legua mi inquietud, porque el dueño del Farah se acerca educadamente a preguntarme si va todo bien. Le explico grosso modo mi situación y me acerca un teléfono móvil para que llame y me cede el silencio de su oficina. Qué amable. Hago una llamada a mi mejor amiga. Ella no está, pero hablo con su marido. Me tranquiliza oír una voz amiga y por lo menos consigo desahogarme. Quedamos en que nos comunicaremos por correo electrónico. Devuelvo el teléfono móvil a su dueño y le pregunto cuánto es la llamada. Mira por encima la pantalla del teléfono y me dice amablemente que nada. Oh, dios mío. Me dan ganas de abrazarlo Estos son los detalles que me reconcilian con el mundo y mis congéneres. Sean de la nacionalidad o culto religioso que sean, en el mundo siempre hay gente magnífica. Creo que hasta mejoro de la alergia.

Algún día contaré mis experiencias con el tema del dinero en países musulmanes. Decididamente la fiebre mercantil es más patrimonio de cristianos y judíos, por más que no nos guste oírlo.

Después de revisar todas la páginas de vuelos posibles en Internet y escribir algún correos más , subo a la habitación a aplicarme más ungüentos. No deshago mucho más la maleta. Me siento de nuevo en tránsito, pero esta vez para un posible regreso. Me tumbo en la cama y me duermo bajo el zumbido de las enormes aspas del ventilador del techo.

...

Bajo para la cena y coincido con Juanjo y Eva que ya han regresado de la excursión al Mar Muerto. Están muy decepcionados con el tour. No les han ofrecido ni comida ni bebida en todo el día, ni han encontrado lugar donde hacerlo. 15 de agosto, más de 45 grados y han vivido un puro día de Ramadám. Están cansados y alucinados. Nos sentamos en los butacones del Farah y acabamos riéndonos de nuestras experiencias del día. Ya ha terminado la jornada de ayuno, pero no sabemos si será fácil encontrar sitios para cenar. Como a la mañana he visto a otros viajeros que venían con comida cocinada de algún restaurante cercano, mientras ellos se reponen de la excursión, salgo a inspeccionar las inmediaciones.

En un lateral de la cuesta que baja del Farah veo un restaurante bastante animado con una terraza exterior. En una de sus mesas, reconozco a una pareja que he visto a la mañana en el hotel y me acerco a preguntarles. Mientras esperamos a que salga el dueño del restaurante, me siento un rato con ellos y me cuentan su magnífica historia.

Paco y Azu son una pareja de Murcia que ayer mismo comenzaron aquí, en Amman, su vuelta al mundo. Un periplo que les llevará cerca de un año. Un sueño que llevaban tiempo planeando y que por fin están haciendo realidad. Están exultantes y felices, y yo muero de envidia y admiración. Les cuento que estoy con unos amigos buscando sitio para cenar, y cuando el dueño nos confirma que tiene viandas más que suficientes para atendernos a todos subo a buscar a Eva y Juanjo.

La terraza del restaurante está en una callejuela más bien fea, pero cenamos de lujo al aire libre y en animada y feliz compañía, compartiendo vivencias, experiencias viajeras, detalles de la vuelta al mundo, y todo regado con grandes dosis de buen humor. Un lujo.









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